martes, 11 de febrero de 2014

Le abrí la puerta y calló a mis pies. Temblaba y evitaba mirarme a la cara, de modo que miraba al suelo. Le sangraban las manos y estaba sudando. Rapidamente cerré la puerta y le llevé al labavo. Le ayudé a sentarse en el váter y pacientemente le limpié las manos. La sangre venía de los nudillos. Iban ya tres peleas en este mes. Le quité la capucha e hice que me mirara. Con un paño limpié su sudor y mojé el moratón que le estaba saliendo en la mejilla. Seguía sin mirarme y sin decir nada, asi que yo tampoco dije nada.  Apretó los dientes y gruñó algo cuando le eché lo último que quedaba de agua oxigenada en la brecha de la barbilla. A el le escocería, pero a mi me dolía en el alma estar curando a mi hermano. Cuando hube acabado le vendé las manos y le recomendé darse una ducha. Seguía sentado en el vater cuando me giré para irme. Fue entonces cuando me agarró el brazo, me giró hacia él y me dio las gracias. Ahora le tocaba a él verme llorar. Me abrazó y me dijo «No llores, por favor, no volverá a ocurrir. Lo prometo». Distinta versión de lo que me dijo las otras veces, pero mismo significado. «Compraré más agua oxigenada» pensé aún entre sus brazos y sollozando más fuerte.

lunes, 27 de enero de 2014

DELIRIOS DE MADRUGADA

Noches de insomnio. Mente inquieta. No hay salida para mi laberinto. Y si la hay, aún no la he conocido. Son números. Todo son matemáticas. El día en que resuelva mi ecuación dormiré profundamente. No sé cuando llegará ese día, ni qué hacer para acercarme más a él. ¿Seguro que hay salida? A veces lo dudo. Noches sin cafeína ni alcohol. Noches vacías y noches lisas. Todas distintas pero parecidas. Las confundo, pierdo memoria. ¿Qué se puede hacer cuando nada se puede hacer? No lo sé, quizá lo mejor sea no preguntárselo. Si fueran noches de inspiración... Si fueran, al menos, noches frescas y cómodas... Algo ronda mi mente. Ráfagas de viento descontroladas que van de aquí para allá. ¿Qué quieren? Dáselo ya. Haz que se vayan y no vuelvan. Que desaparezcan como el agua que riega mis plantas. Que dejen cerrarse a mis párpados y no se abran. Que no suene ninguna alarma. Que nada me perturbe ni me despierte. No me malinterpretes, no pido dormir eternamente. Siempre hay salida. Y las luces de madrugada brillan distinto. Desvaídas, difusas, borrosas. Me confunden cuando me asomo a la ventana. No hay nadie en la calle. Dime, ¿quién conduce ese coche que surca la calle cuando rondan las tres? Ojos cerrados. Mente inquieta, siempre pensando. ¿Será alguien importante? Quizá no. Igual le ha pasado algo. Bata suave bien abrochada. Bajaría, pero, ¿De qué serviría si, cuando llegase el coche ya se habría marchado? Mandíbula tensa. Noches hambrientas. La lluvia ataca el cristal como si tratase de romperlo. ¿Qué pasa? No me entero de nada. Suena más fuerte que mis pensamientos. No los oigo. ¡Vaya susto! Si al menos pudiera dejar de soñar y levantarme. Pero, ¿sueño dormido o sueño despierto? No lo sé, no lo recuero. Ah, sí. Despierto. Son noches de insomnio, así he titulado esto. Menos mal que lo he leído. Sino jamás lo hubiera recordado. Paseos por casa. Pasos susurrados. Hablar con cuadros. ¿Qué hago? Ah, sí. Busco la salida a este laberinto. ¡Qué bonito papel de pared! Lo escogió mi mujer. ¡Vaya noches de insomnio! Mente inquieta, me dicen. Seguiré buscando esa cuerda. La cuerda del sueño, para tirar de ella.

sábado, 18 de enero de 2014

Guns N' drawings (publicidad)

Si queréis deleitaros con arte, con dibujos hechos a mano en una gran variedad de técnicas: óleo, carboncillo, acuarelas... así como pedir vuestros propios retratos, siento deciros que yo no puedo ayudaros, ¡pero conozco a alguien que sí! Visitad: http://gunsndrawings.blogspot.com.es/ ! Os encantará su estilo juvenil! (¡También tiene muchos dibujos hipsters!) >Alba Matilla<

If you want to enjoy art easily, with hand-made draws and also ask for your own portraits... Im sorry, I cant help you! But I know one who cans! Just go to her blog http://gunsndrawings.blogspot.com.es/, Is awesome!! You'll love her young style! (She also has lots of hipster draws!) >Alba Matilla <

FANTASMAS Para Alba

Cuando yo vivía, mi vida no tenía mucho sentido, debo admitirlo. Vivía aquí, en la misma casa en la que me hallo ahora. Como no tengo, digo tenía, familia aquí, pues nadie se ha molestado en hacer algo con el mobiliario. Aunque tampoco sé lo que hace la gente normal con los objetos de los que se mueren. Mi única familia es una hermanastra que vive en otro estado, y apuesto lo que sea a que ni siquiera ha venido a mi funeral (era la típica que me ponía bichos en el puré) no lo sé fijo porque hasta que no me incineraron no “desperté”. Tenía una sensación de dolor intenso, algo totalmente irreal, ya que no sé cómo es eso posible estando muerto. La verdad es que tuve una muerte bastante estúpida. Fui a comprar comida para mi pez. No tiene nombre. No hablaba con él ni nada de eso, por lo que nunca necesite darle un nombre. Me lo regalaron hace dos años al contratar el gas con una compañía nueva. Tampoco sé que le ha pasado ahora, el chico de la funeraria se lo llevó a su casa, creo. De todos modos no lo reconocería si volviera a verlo. Bueno, que me voy por los cerros de ubeda, salí a comprar y la cajera de la tienda tiene la odiosa costumbre de darme el ticket de compra en la mano y encima la vuelta, de modo que no puedo utilizar esa mano sin arrugar el ticket, cosa que detesto. Salí a la calle con el bote de comida en una mano (nunca pido bolsas para cosas tan pequeñas, tengo alma ecologista) y mientras, haciendo malabares con la otra mano abierta, para evitar que se me cayera la bajísima suma de cuarenta céntimos o el ticket. Cruzando el paso de cebra que acaba a dos pasos de la puerta de mi chalet (vivía en una zona residencial llena de vecinos, pero no conocía a ninguno más que de vista), fue a caérseme una moneda de la mano. Miré que no viniera ningún coche, me agaché y la recogí. Juro que no tengo la menor idea de donde pudo salir el camión que me atropelló. De verdad que lo juro.
Ahora me siento bastante solo y triste. No entiendo muy bien porqué sigo aquí. Estoy muerto. Debería desaparecer, o a ir a donde se suponga que van los muertos, porque yo llevo un tiempo por aquí y aún no he visto a ninguno. Ahora me dedico a deambular por aquí, a ver cómo el mundo sigue perfectamente sin mí, nadie me echa de menos. Ahora me arrepiento enormemente de no haber hecho nada digno de recordar, o de haber buscado una familia, solo tenía 54 años, aún estaba a tiempo. Si ahora volviera a nacer haría cuanto de mí dependiera por ser alguien o, por lo menos, sentir que no he desaprovechado mi vida, porque tengo la sensación de que lo he hecho. Tampoco puedo desear estar muerto, porque ya lo estoy. No sé qué hacer ni a donde ir, por lo que me quedo en casa. No sé si la gente puede verme, pero me doy cuenta de que a veces hago ruido cuando toco cosas, así que no salgo de casa para no asustar a nadie. Mi vida fue lenta y solitaria, sin locuras ni impulsividades y ahora que he muerto, sigo igual. Sólo que peor. Si ahora mismo pudiera decirle algo al mundo sería un mensaje de vida, para que todos vivan al cien por cien siempre, que amen y que rían todo lo que puedan y que nunca, nunca, tengan miedo de equivocarse porque, a mi modo de ver, eso sólo hace las cosas  más divertidas, aunque de eso no sepa yo mucho. Y ya me despido porque últimamente me entran unos dolores vacíos similares a los del principio que me son incontrolables. Espero que sean síntomas de que podré descansar eternamente de una vez por todas.
Saludos. Un fantasma, tanto en vida como en muerte.

martes, 1 de octubre de 2013

ESPEJISMOS

Con cara de mala ostia, pisando el suelo con furia, mandibula apretada y gorra calada.
Mirando a los ojos a todo el que no es de los tuyos, cierras los puños y sonries sabiendo que te temen y sientiendote orgulloso.
Sabes que el ejercito más fuerte de la calle es el que guias tu, que las pavas más solicitadas ya han estado contigo y eso y tu hierba  hacen que te sientas invencible.
Pasas las mañanas en la cama, despertando con alguna fulana, las tardes durmiendo y la noche bebiendo.
Crees que llevas vida de rey, haces que te llamen dios, no te das cuenta de los que intentar evitar que vivas como una mierda.
Pero tú seguirás caminando altivo, con los ojos cerrados y tus piedras en el bolsillo.

sábado, 7 de septiembre de 2013

POR FIN

Por fin el avión comienza a aterrizar. Estoy ansioso, no puedo esperar. Hay turbulencias. No, por favor, hoy no. Tengo que llegar bien, lo necesito. Por fin el avión toca tierra y, mientras los demás pasajeros aplauden el aterrizaje, yo recojo mi equipaje. Abren las puertas y salgo el primero. Corro por el aeropuerto como si de una carrera de obstáculos se tratase. Por fin, la salida. Esquivo hábilmente la masa de personas que besa y abraza a aquellos que han ido a buscarles al aeropuerto. No me detengo, se que ella no está allí, pero no puedo evitar echar un vistazo, si estuviera allí y yo me fuera sería un fallo muy tonto.
Por fin el taxi llega a su casa. Subo al piso y allí está ella, con el pañuelo malva que usa para cubrir su cabeza desnuda por la enfermedad. Me ve y se levanta del sofá. Le brillan los ojos, no quiero que llore, eso ya lo hago yo. Abrazo a mi abuela con cuidado pero firmeza. Mis lágrimas le mojan la blusa, a juego con su pañuelo. <<Que guapa estás abuela>>, <<Tonterías>>, dice ella mientras me abraza con más fuerza. Lloro, ya sin preocuparme de que me oiga. No quiero separarme de ella, no quiero mirar hacia otro lado y ver que ha desaparecido, la siento frágil.
Le doy un beso y le repito que la quiero. Hoy, recuperaré el tiempo que perdimos, ella en el hospital, y yo en el extranjero. Nos sentamos en el sofá y le cuento qué he hecho en cada ciudad, cuántos sitios he visitado, cuántas chicas he conocido. Y ella me escucha, me da consejos y se ríe. Le cuento también lo absurdo que me parecía no estar aquí con ella al enterarme de que ya estaba en casa, de que ya podía recibir visitas, y cómo cogí el primer vuelo que pude coger. Ella me cuenta todo lo que me ha echado de menos, cómo algunos primos hace mucho que no van a verla, y cómo, a pesar de sus excusas ella sabe que no la visitan porque les da apuro estar con ella. Seguía hablándome de su niñez, de ese sentimiento que tenía de que la vida se le escurría y de su telenovela preferida, cuando empezamos a jugar al parchís. Pasamos toda la noche juntos, hablando un poco de todo, poniéndonos al día y bebiendo té. Oír sus reflexiones, tan ordenadas, su voz, tan taimada y relajada, frente al inminente fin que la esperaba, hacía que yo me derrumbase y me echase a llorar. Y me resultaba terriblemente embarazoso, pese a toda nuestra confianza, porque su situación era definitivamente mucho peor que la mía, y ella lo llevaba con orgullo y valentía, mientras que yo no podía parar de lloriquear. Pero ella me entendía sin falta de que yo me explicase y me consolaba con abrazos y palabras dulces.

Drogadicto

Cuando dejas una droga siempre quieres volver. Sabes que está mal, te mantienes a raya, pero no puedes evitar hablar de ella. Con admiración, como si fuera Dios. Lo que te enseñó, lo que te hizo pasar. Es demasiado como para olvidar. Siempre quieres volver, sabes que está mal, te mantienes a raya.
Ella era mi droga y así era mi vida. Iba de bar en peor, hablándole al camarero de su sonrisa. No podía olvidarla y no podía volver. Una vez más el destino era cruel.